viernes, 8 de septiembre de 2017

Actividad de Acreditación 4

Experiencia de apropiación tecnológica


Corría el año 1981 y al  enterarme que en la escuela donde yo había estudiado toda mi vida había un curso de computación decidí hacerlo. Siendo niño escuché en la radio que estas máquinas eran maravillosas y quería saber de qué se trataba el asunto.
 
Empecé estudiando en un aula que tenía dos máquinas MS104, prestadas por Microsistemas hasta que armaran las definitivas que la escuela había comprado. 
 
Podríamos decir que estas máquinas tenían su propio escritorio, tenían monitor de fósforo blanco de unas 10 pulgadas, no tenían disco duro ya que este periférico era carísimo, así que los datos se guardaban en diskettes de 8 pulgadas. Al ser tan grandes, los días de humedad se deformaban y datos y programas eran inaccesibles. Hubo que poner aire acondicionado para que los diskettes no se estropearan. 
 
El S.O. era el CP/M y programábamos en Basic y en Cobol. Una curiosidad: estas máquinas no tenían minúsculas.
 
Al fin vinieron las máquinas tan esperadas. Al principio fueron tres MS51 y luego dos más. Estas sí tenían minúsculas.
 
Pero no teníamos impresora, así que teníamos que copiar el código a mano en un cuaderno para revisarlo en casa, dado que el tiempo frente a la máquina era precioso.
 
Esas máquinas sólo aceptaban la impresora de Microsistemas que costaba igual que cada máquina: 10 mil dólares. En una época en que el sueldo de un preceptor era de 10 dólares. Era de matriz de puntos, carro ancho y el carro ancho para nosotros significaba un desperdicio de papel. Según la empresa informática esta impresora era muy superior a las del mercado y por eso ellos la cobraban tan cara y sus máquinas no aceptaban otras. Su impresora era distinta, superior y excesivamente cara, por supuesto.
 
En esa época entra como docente un ex alumno de la escuela y egresado de FaMAF como licenciado en física. 
 
Al ver la situación, él sostiene que la empresa Microsistemas estaba engañando a la escuela y decide que quiere hacer un experimento. Le pide al rector del colegio que compre una impresora de otra marca, de carro angosto, que costaba mucho menos: u$s 1 mil quinientos.
 
Desarma una de las carísimas MS51 y estudiando su interface Centronics descubre que tenía cambiada la posición de un cable y por eso no aceptaba otras impresoras. Puso ese cable en orden para las otras MS51 y ahora andaba cualquier impresora.
 
Nótese que en el año 1981 no había internet, por lo que conseguir las características de una máquina o el circuito correcto de una interface Centronics no era fácil. Además animarse a abrir una MS51, con lo caras que eran, era un acto de coraje. 
 
Parece que desde el principio las empresas tecnológicas han tratado de engañar a sus usuarios y los egresados de FaMAF han estado por la apropiación tecnológica.
 
Gracias Dr. “Tati” Campenni porque con sus conocimientos, sus valores e ideales produjo esta apropiación tecnológica¡¡¡

No hay comentarios.:

Publicar un comentario